viernes, 21 de mayo de 2010

Las tripas de Pablo.

A Pablo le llegó la invitación el que recordaría siempre como el peor día de su vida.

Una de las cosas por las que Marco es tan especial es ésta, es un sabio elector de momentos. No es que necesites estar preparado para entrar al barco, no hay ninguna prueba que se deba superar, simplemente debes necesitar descubrirlo. Y él, no sé cómo (nunca lo cuenta), sabe precisamente cuándo es eso.

Pablo se había hecho tal nudo marinero con las tripas que lo único que podía ir desatando los trocitos que no pertenecían a éste, sólo se encontraba en el barco.

miércoles, 7 de abril de 2010

El camarote de "los tristes"

Dentro del barco, en el fondo-fondo, donde ni se llega a ver el horizonte del agua que hay, Marco tiene reservado un camarote para los que él llama "los tristes". Son esos que viven con cara de pena, miran con ojos de sombra y callan lágrimas del corazón.
Les ha dejado ese huequito porque sabe que cuando se siente gris la sangre, sólo cabe esperar.
El camarote sólo tiene un ojo, pero no hay muchas discusiones por eso, al fin y al cabo, lo único que parece interesarles a "los tristes" son sus zapatos.
Aunque claro que luego se les va pasando, cuando terminan de esperar y empiezan a no dejar pasar. Les entra eso que en otra vida llamaron curiosidad, descubren el pequeño círculo azul y recuerdan que había una cosa que se llamaba mar.