viernes, 21 de mayo de 2010

Las tripas de Pablo.

A Pablo le llegó la invitación el que recordaría siempre como el peor día de su vida.

Una de las cosas por las que Marco es tan especial es ésta, es un sabio elector de momentos. No es que necesites estar preparado para entrar al barco, no hay ninguna prueba que se deba superar, simplemente debes necesitar descubrirlo. Y él, no sé cómo (nunca lo cuenta), sabe precisamente cuándo es eso.

Pablo se había hecho tal nudo marinero con las tripas que lo único que podía ir desatando los trocitos que no pertenecían a éste, sólo se encontraba en el barco.