A Marco le encantan las chicas con el pelo corto, a lo chico. Yo creo que es porque la primera persona que montó en el barco fue ella: Eva, o quizá no se llame así, pero a él le gusta ese nombre, porque es corto, igual que su pelo.
Ese día debía ir tarde porque llegó corriendo a la parada, era muy gracioso verla esquivar paraguas mientras se peleaba con el viento para que no le quitara su gorro verde, no tenía tiempo de pararse a jugar un ratito con él, por eso andaría tan enfurruñado.
Subió de un saltito al autobús y sonrió al conductor. Fue entonces cuando Marco se dió cuenta de que la primavera en pleno diciembre es posible si viene de la mano (del cuello mejor dicho) de la persona adecuada, en una bufanda con miles (¡millones!) de colores, todos gritando como locos, contentos de enfrentarse al gris de las mañanas que siempre cubre toda gran ciudad, desafiantes y valientes, felices al fin de salir del fondo del cajón. Parecía que ella lo sabía, era como si les entendiese, cada cosa que hacía estaba contagiada de esa alegría.
Marco ni parpadeaba, buceaba entre las rayas de colores, buscando un sitio donde quedarse, al menos por un ratito. Pero algo le hizo levantar la vista, un leve movimiento. Era Eva la que se movía, se había quitado el gorro, y con gesto de gato y cara de niña se alborotaba el pelo, divertida.
Ese día Marco empezó a construir el barco. Adivinad a quién invitó a subir. Adivinad qué escogió de bandera.
martes, 1 de diciembre de 2009
martes, 8 de septiembre de 2009
Pequeñas cosas
Marco sabe fijarse en las pequeñas cosas, en esas tan diminutas que suelen pasar desapercibidas para el resto del mundo, son ellas las que le ayudan a elegir a los que pueden montar en su barco. Hace mucho tiempo ya que lo acordaron, ellas le hacen una señal (¡le guiñan el ojo!) y él, a cambio, deja que duerman a los pies de su cama cuando empiezan a volverse transparentes. Así ellas nunca se pierden (cuando las pequeñas cosas se vuelven transparentes, se las lleva el viento muy lejos) y él consigue nuevos amigos, de esos que brillan hasta cuando no sale la luna.
sábado, 5 de septiembre de 2009
Su barco.
Marco tiene un barco, lo construye y destruye todos los días, pero no se olvida de rescatar a los que van dentro de él. Hay algunos fijos, otros que sólo montan una vez y muchos que vienen y van, pero por lo general, su barco no es sólo de paso. Quien sube a bordo, suele preferir quedarse aunque sea por un tiempo, y casi siempre vuelve. Aunque no es del todo correcto decir que son ellos los que deciden todo esto, más bien es Marco quien les escoge sin que ellos se den cuenta, les toma por las solapas del abrigo y les eleva despacito, para que no lo noten, hasta dejarlos en cubierta. Y a cubierto.
martes, 1 de septiembre de 2009
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